jueves, 8 de abril de 2010

Diario de Carcassonne.*

Emprendí mi viaje a Carcassonne a las 9h en las afueras de la estación de Sants, allí me monté en un autocar de la compañía LineBus con un matrimonio argentino (¡Qué pocos éramos!). Después en la estación de Marina y Gerona, el autocar recogió a más gente. Cuando llegamos a Perpignan, bajaron casi la mitad de los pasajeros, mientras que los otros se dirigían a Toulouse y únicamente yo, a Narbonne. Cuando bajé, pensé: "¡Qué bien! Son las 14.30h y en diez minutos cogeré el TÉOZ de la SNCF para llegar a Carcassone sobre las 15.30h... pues no fue así... tuve que esperar dos horas y media porque dos trenes se habían suprimido. Tuve la suerte de que hasta las 16h pude hablar en francés con una mujer de 61 años, muy amable y simpática, ¡Qué experiencia! Me sorprendí yo misma de la capacidad pour comprendre la langue française. La mujer se despidió cuando llegó su tren hacia Perpignan.
Yo me quedé en la estación haciendo tiempo, había una sala de espera climatizada, quedé alucinada ¿Aquí en España hay? Lo que es en Cataluña... me parece que no, tienes que esperarte en los bancos casi en la lengua de las vías o tirarte en el suelo. Viva la comodidad francesa.
Cuando por fin cogí mi tren a las 17.05h y llegué a la
Gare de Carcassone, me perdí un poco para llegar al hotel, pero recordaba en qué calle estaba, así que fui preguntando por el Boulevard Jean Jaurès y lo encontré.
¡Qué habitación tan acogedora! Tenía una cama de matrimonio para mí sola ¿Se podía pedir algo mejor? Yo me conformaba. dado que llegué casi a la hora de cenar para los franceses, esperé un par de horas y fui a un restaurante precioso. Los camareros eran majísimos y lo curioso es que sin tú pedirlo, te ponen una jarra de agua (del grifo, pero buena) y sabe a gloria, después de caminar. La noche del lunes 5 me pedí unos calamares a la romana y me los presentaron con su correspondiente gajo de limón pero también puestos encima de lechuga ¡Qué ricos! De postre me pedí macedonia, y era en almíbar, deliciosa.
Hacia las nueve de la noche me dirigí al hotel a descansar, había sido un día duro de viaje y de acomodación.
Hoy día 6 de abril me he despertado a las 9h, he desayunado mi zumo de naranja de los 6 que compré ayer en el súper y galletas que me traje de casa. Después he ido a visitar la Cité Médiévale, por supuesto; una fortaleza medieval enorme, colosal... y magnífica. Compré un par de jabones para mi madre y mi abuela y dos postales. Al venir me compré un llavero con la cruz occitana. A la una del mediodía fui a comer a un restaurante italiano, quería comer
le menu du jour pero no entendía mucho qué tenía el segundo plato, y un cliente andaluz con acento francés me dio todos los detalles. De primero, ensalada con un espárrago verde, un rábano, un poco de queso con yema de huevo dentro (que no me comí pero sí probé) y otra cosa buena que era una verdura pero no sé cuál. De segundo, ¡Macarrones! Aunque algo distintos a los nuestros, éstos llevaban dos setas pequeñas, pechuga de pollo y una salsa muy rica que no sé de qué era, pero buena. De postre, me trajeron una panacotta con chocolate, me comí media porque no podía más, pero estaba deliciosa. Después fui a dar una vuelta por tiendas de ropa, entré en la original Yves Rocher, miré tiendas de souvenirs... etc.
Ahora estoy pasando la tarde en el hotel, después de haber ido al
Musée de Beaux Arts y a la Cathédrale de Saint Michel, preciosa; como también lo es la Basilique de Saint Nazaire, en la Cité Médiévale.
Estoy muy cansada, pero vale la pena este viaje, porque es una desconexión total de la rutina, ya que para que me surja otra oportunidad como ésta de ir a Francia, pueden pasar otros 5 años.
Hay que decir que el nivel de vida en Francia es un poco más alto que en Barcelona, concretamente; lo noté perfectamente cuando subí al tren de Narbonne - Carcassonne, sería un poco antiguo, pero de lo más confortable, la gente viste bastante formal, quizás porque éste es el centro de la ciudad. Todo es bonito en Francia, ya es la tercera vez que viajo y sigo quedando enamorada como en Nîmes, Montpellier o Perpignan... Ahora me encuentro en Carcassone ¿Adónde iré la próxima vez?

*Texto escrito en Carcassonne. A continuación, describiremos la vuelta.

La noche del martes 6 cené un bocadillo de jamón con lechuga, y algunos os preguntaréis... ¿Qué nos importa lo que cenaras? Pero es que lo bueno viene ahora: entro en un bar donde tenían anunciado el partido Barcelona-Arsenal (cosa que me interesaba lo más mínimo) y pedí
une baguette avec jambon salade, y claro, salade en francés, no recordaba que era lechuga, ¡Cuando mi intención era un bocadillo de jamón serrano! Después me dijo mi compañera de viaje que tendría que haber pedido jambon du pays.
Ayer miércoles día 7 salí del hotel a las 7h para coger el tren de las 7.14 h, pero los trenes seguían con su retraso y tuve que coger un bus especial a las 7.52h, llegué a la
Gare de Narbonne a las 9h. A las 10h almorcé una Rossetta que es un bocadillo de salchichón con mantequilla, ¡¡riquísimo!! Hay que resaltar que hambre no pasé en los tres días que estuve fuera de casa, y eso es importantísimo.
Hacia las 10.15h me dirigí a la taquilla de la LineBus para ponerle una etiqueta a la maleta y allí hice amistad con una chica francesa que había vivido 3 años en Barcelona, estudiaba música, toca la
flauta travessera, que se dice en catalán. Tuvimos una conversación muy amena y se pasó el rato volando hasta que vino el autocar a las 11.15h, con media hora de retraso, para variar. A las 13.05h hicimos una parada de 40 minutos para comer, pero yo, después de aquella flauta que me comí, hambre no tenía... y estuve dando vueltas por fuera de la cafetería de la estación de Figueres y charlando con la compañera de antes. De las 14.00h a las 15.40h ya hicimos el viaje seguido hasta Barcelona, me bajé en la estación del Norte, una antes; porque hasta Sants tenía media hora más y no aguantaba más rato en el autocar.
Cuando llegué a casa se me hacía raro, la normalidad, mi familia... y ahora ya vuelvo a ser la que era antes: una estudiante que en junio acabará por fin su carrera, si las cosas van bien.

Como anécdota final, mi próxima aventura será Toulouse, ciudad universitaria y cultural. En casa me han pedido que compre unos perfumes franceses... y he dicho que no, pero todo lo que sea por la felicidad de mi madre, pues lo haré, porque se lo merece.