domingo, 27 de diciembre de 2020

Acabando el año y reflexionándolo.

Hay a veces, en la vida, que te planteas muchas cosas. Y este 2020 acepté sin queja el distanciamiento social. Quiero extender esa sensación mucho más tiempo: estar sola, conmigo, sin adaptarme a nada, sin arriesgarme a tener una carga vírica descomunal, sin tener que quedar bien por conservar un entorno social tóxico para mi mente y corazón.

¿Por qué tanto aceptar, tanto adaptarse y tanto perdonar? ¿Y yo qué? ¿No tengo derecho a decidir cómo quiero que sea una cita de amigos? ¿Solo el día de mi cumpleaños decido? ¿En qué mundo vivimos? ¿Por qué siento que no tengo voz ni voto en según qué entorno social? ¿Por qué constantemente hay que discutir todo, hay que callarse para evitar tensiones y malentendidos?

Que no, que estoy muy harta de aguantar y de que se me den lecciones de vida constantemente. De que se me persiga para verme y que me cuenten problemas y me pidan una opinión de la que no sé qué decir. ¡Que no yo entiendo de amores! ¡Que yo no entiendo de muchas cosas! 

Trae un libro y olvídate de tu propia vida por un instante. Cuéntame qué te ha enseñado ese libro y qué reflexión te llevas. Hablemos de bohemia, de poesía, de teatro, ... A mí, hablar de gente, no me gusta. Bueno, sí me gusta hablar de artistas como Lorca, Miguel Hernández, Sor Juana Inés de la Cruz y de otros más.

En 2021 voy a escribir mi libro. Es mi momento. ¿Alguna propuesta innovadora?