martes, 9 de abril de 2024

Expulsando a Lucifer

Eres un insensible insecto con un aguijón que pisotearía hasta ver sangre negra de tus pulmones mil veces. Un alma que huele a podrido, a sed de necesidades fisiológicas vomitivas y obscenas como tú. Espero que algún día te dés cuenta de la basura de alma que eres, de lo que vas vociferando y eres todo lo contrario. Nadie te cree, creas mala vibra por cada cosa que miras, tocas y subyace en ti un aura negra que se ve desde el escondite más lejos del planeta.
Manipulas a tu antojo y no voy a caer en la trampa de la mayoría de almas inocentes que caen bajo tus pinzas, que pican como la pimienta. Ninguna petición por tu parte será aceptada por mi mente. Ojalá no verte cuando apareces, los seres de baja vibración solo merecen un lugar: la hoguera. El fuego purifica.
¿Quién te crees que eres? Algún día esa falsa bondad te será devuelta por tres veces. El karma existe y ya hace tiempo que está actuando en ti. Que la vida te dé la lección que mereces con impuestos indirectos incluidos.
Yo tengo todo a mi favor, porque yo decido quien puede acercarse a mí y quien no. Y tú, está claro, que tendrías que leer la señal de "prohibido el paso" cuando me veas, pero no paras de saltarte esta norma, tan importante. 
Y decreto:

TE PROHÍBO DESDE ESTE INSTANTE QUE ME VUELVAS A HABLAR, PARÁSITO.

sábado, 9 de marzo de 2024

La chica vainilla

    De repente me encuentro acompañada en la terraza de un bar de una chica que conocí hace más de veinte años, siempre que la veía en el instituto y pasaba por delante mía olía a vainilla. No recuerdo por qué estoy aquí con ella ahora.

    Empezamos a tener una charla, yo tranquila a la vez que tímida le voy diciendo alguna cosa, seguramente algún disparate por mi carácter impulsivo de mierda; ella me explica el plan de un trabajo que teníamos que hacer juntas.

    Y cómo no, sin venir a cuento, al poco rato le cojo suavemente modo caricia de ambos antebrazos y le digo:

       --Mira, ya han pasado muchos años, tengo que confesarte algo. Estoy preparada para ello.

Ella, se queda parada, sorprendida y sonríe.

        --¡Ah! Vale, pues...

En un instante me viene ese olor a vainilla de nuevo, del recuerdo, seguía llevando el mismo perfume. ¿Cómo es posible que aún lo vendan, después de tantos años? Me volví loca, me empezaron las dudas otra vez: se lo digo, no se lo digo... Decidí que sí, era el momento.

        --Siempre me has parecido una chica muy atractiva e inteligente ¿sabes? Tu perfume a vainilla me gustaba y me daba arcadas a la vez, porque hubo un tiempo que lo aborrecí, de tanto olértelo en clase. Ahora me he dado cuenta que me gusta y me vuelve loquísima después de veinte años sin olerlo, pero no quiero saber el nombre de esa fragancia, porque a mí no me olería tan bien como a ti, obviamente. Y cuando viniste hace tantos años a mi casa a hacer ese trabajo aburrido para el instituto que acabaste haciendo tú, porque yo no tenía ni idea de Física, pues me sentía muy mal, en deuda: nunca he sabido cómo poder devolverte ese favor. Estoy harta de pensar lo mismo, chica vainilla.

    Sus enormes ojos se abrieron más, se quedó sorprendida, callada, se sonrojó y miró hacia otro lado. Después de un rato, recobró un poco la compostura volviendo a ser la altiva y pija de siempre.

        --Creo que sé cómo puedes compensarme. Ven a mi casa.

    Mis manos y mis piernas empezaron a temblar, no sabía qué iba a pasar, yo suponía que ella tendría ya la vida organizada con su pareja e hijos. Me resultó muy raro que me invitase a su casa sin ni siquiera pensárselo. ¡Y a mí no me gustaba! Yo solo quería enmendar mi vaguería de aquel día.

        Al fin, caminando, llegamos a su casa. Tremenda mansión con piscina y un jardín increíble. Me hace pasar al comedor.

        --Mira, querida, tengo varias personas en mi vida como tú, que me deben ciertas cosas, así que creo que es el momento que descubras adónde tengo apuntada a toda esa gente.

        Se desnuda de arriba, yo estaba entre mareada y cuerda, de los nervios. Me senté en su sofá, empecé a hiperventilar.

        --¿Qué te pasa? ¿Nunca has visto a alguien desnudarse? Tranquila, no te he traído para lo que piensas.

        --Em... ah... pero... entonces... ¿por qué te has quitado...?

        --Cállate. Mira mi espalda, ¿ves? Aquí tengo apuntadas a las personas que este año me deben cosas, su nombre y profesión. Faltas tú. No hay nada que me dé más placer que la gente me escriba en bolígrafo en el cuerpo. 

Respiré tranquila, y apunté mi nombre y mi trabajo. Nuevamente, ella se quedó sin palabras, no se esperaba mi profesión. Volvió a recobrar su altivez en pocos minutos.

        --Vaya, vaya... todas tenemos secretos, veo.

domingo, 11 de junio de 2023

Destino, energía, acabar.

Hoy me han preguntado si creía en el destino. Yo misma no sabía qué responder. Todo es complejo. Hay tantos destinos como pensamientos, y tantas mentes como humanos, tantos deseos como fracasos. Me he limitado a explicar Edipo Rey de Sófocles y a decir que hace tiempo el destino se lo crea uno mismo.

No sé responder muchas preguntas complejas para el emisor y para mí como receptor, me limito a responder sobre mi propia vida o supuestas situaciones varias dando mi ejemplo.

No me gustan las complejidades y las preguntas sin respuesta, pero tampoco voy a hacer un drama ni montar un circo --bueno, en otra vida creo que fui circense o cómica, porque si algo bueno tengo es que suelo hacer reír a las personas-- porque el tiempo no se puede comprar... ¿o sí?

Me dijeron una vez en un taller de crecimiento personal, que "la energía está para usarla", pero yo todavía no sé qué significa, ni si sé usarla o no. En términos prácticos, todo es energía: la forma de vestirse, cómo expresarse, de qué manera caminar, ...

Así como tenemos energía solar, eólica, hidroeléctrica... pues también hay la que "no se ve" pero existe, porque la puedes sentir, como las emociones.

Acabar.

Acabar con tus propios límites.

Acabar con aquello que no te gusta.

Acabar de entender aquello que te provocaba dudas hace tiempo.

Acabar de hacer todo lo pendiente.

Acabar por no hacer nada, porque así lo sientes en ese momento.

Acabar por tu bienestar una conversación en bucle.

Pero jamás acabes con tu vida, porque eso no es de valientes. 

Y aquí en mi blog, si lo estás leyendo, es que eres una persona valiente. Gracias.