Siempre tenemos alguien a quien amar profundamente y en secreto, solo para ti; compartir tus ilusiones amorosas imposibles es un error.
Nunca imaginé que pudiese amar a alguien con tanta fuerza hasta no importarme que me trate a su antojo y deseo. Era la manera de vivir feliz y soñar un mundo imposible.
Cuando sueñas o deseas un momento y sucede, puede que te decepciones porque esperabas mucho más de ello. Cuando esperas algo que nunca va a pasar, es casi mejor que no des pie a que pase para no desilusionarte.
Tu realidad se desmorona por momentos y te dedicas a amar a ese amor imposible: ese chute de ilusión, melancolía y tristeza que después lo traspasas a tu entorno pero no te sirve, no amas igual; porque hay un más allá que no te deja dormir, en el cual las veinticuatro horas del día piensas: "¿Y si pudiera estar contigo todos los días?". Y haces cientos de poesías, creas cientos de fantasías al mismo tiempo que piensas: "¿Adónde estarás ahora?, ¡Deseo verte!, ¿Puedo llamarte?, ¿Qué haces?, ¿Eres realmente feliz con tu pareja?, ¿Puedo decirte que te amo, te adoro y eres la persona más perfecta del Universo aunque se acabe nuestra amistad para siempre?".
Y jamás te atreves a decir nada porque sabes que ese amor jamás se va a consumir, jamás te va a corresponder; pero eres feliz porque de vez en cuando estáis haciendo un plan, tomando algo o yendo al cine y no te dignas ni a mirar el móvil porque tienes delante a la persona más bella que jamás has podido conocer, ante tus ojos, reflejándote en los suyos, disimulando ese amor prohibido y eterno que jamás se apagará en tu corazón.
Vuelve a aparecer otro alguien, que comparas con todos esos amores imposibles, inevitable acción mental que se repite una y otra vez. Y aunque todos son diferentes, encuentras siempre esa conexión especial, a la que algunos llaman química o feeling.
No hay comentarios:
Publicar un comentario